Durante el Gobierno de Ernesto Zedillo se llevaron a cabo un Plan Nacional de Desarrollo y el Programa de Desarrollo Educativo 1995-2000 y proclamaban que “la educación será una altísima constante prioridad del Gobierno de la República, tanto en sus programas como en el gasto que los haga realizables” pero como siempre del discurso a los hechos es en verdad un gran pero gran paso no se cumplió lo dicho por el Presidente pues según estadísticas comparativas con otros años la asignación de recursos fue menor a la de 1994; el gobierno federal opero el sistema educativo financiándolo con bajísimos salarios para los profesores y con aportaciones prácticamente obligatorias de las familias con hijos. Por otra parte en su sexenio se le dio mucha importancia a las universidades tecnológicas pero no es algo nuevo porque su sexenio se caracteriza por el arribo del neoliberalismo ortodoxo y por lo tanto se necesitaba más universidades tecnológicas que publicas y colateralmente perjudico a las universidades públicas como el caso de la UNAM y la Universidad de Guadalajara. También es importante mencionar los bonos educativos nombrados en un folleto titulado “Educación para el crecimiento económico” por parte de Bancomer revelaba argumentos para apropiarse del presupuesto público para la educación y subastar y entregar manos privadas los establecimientos y las instalaciones destinadas a la educación pública y viendo de un modo práctico el gobierno solo iba a ser un tipo mediador que daría derechos de propiedad y asuntos afines y los “bonos de educación” a los cuales tendrían derecho cualquier padre de familia con hijos en edad de cursar los niveles básicos, así es por lo tanto el futuro de la educación.
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