MARITZEL RODRÍGUEZ GUTIÉRREZ
GRUPO 1551
“FORMACIÓN DEL PROFESORADO ANTE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS”
La lectura basada en la “Formación del profesorado ante las nuevas tecnologías”, en primer lugar trata sobre la actitud de los docentes ante la tecnología y que se sitúan en dos extremos la tecnofobia que es el rechazo total hacia la tecnología incluso desagrado, puesto que prefieren trabajar sin ellos y en el extremo la tecnofilia y son aquellos que se sienten incorporados al mundo de la tecnología y que están convencidos de que la tecnología equivale a evolución y progreso; sin embargo hay un tercer agrupamiento de docentes que comprenden la importancia de la tecnología en el aula pero desconocen su uso y se ven desbordados por el avance de la tecnología.
En segundo lugar y con mayor importancia trata sobre una formación tanto inicial como continua del profesorado para que asumen su papel en la nuevas tecnología como algo normalizado y sean procuradores del cambio, solo así podrán acercarse a la realidad de las aulas pero que esta formación no debe limitarse solo al funcionamiento técnico de los medios, sino también a las dimensiones didácticas, semiológicas, y al diseño y producción de los medios. Como consecuencia aparece en los planes de estudio la asignatura de Nuevas Tecnologías Aplicadas a la Educación que se produce a nivel facultad de Educación que aunque es un aspecto muy positivo, sería importante ampliar el campo de actuación.
El profesor Marcelo (1992) al hablar de la formación del profesorado, dice que esta suele abarcar cuatro grandes áreas en la mayor parte de los sistemas educativos actuales.
1.- Formación científica a través de la que los futuros docentes adquieren los conocimientos y destrezas correspondientes a las materias y disciplinas que han de impartir.
2.- Formación Pedagógica que incluye estudios de pedagogía, didáctica y tecnología, organización escolar, psicología, filosofía y sociología de la educación etc. Este conjunto de disciplinas le proporciona al profesor en formación la base necesaria para conseguir ese “saber enseñar” que tanto influye en la eficacia docente.
3.- Un formación práctica, dirigida a proporcionarle las destrezas, técnicas, procedimientos, etc., que se requieren para dominar el “arte” de enseñar.
4.- Una formación actitudinal, que busca generar en el futuro profesor la conciencia profesional y el “espíritu de artesanía” que necesitará para hacer eficaz su actuación.
Necesitamos cambiar la forma de trabajar, tanto individual como grupalmente, nuestra relación con la organización del centro, y la manera de acceder a la información que se necesite, como en cualquier aspecto de la vida nos tenemos que remitir como hace el autor al informe Delors, dejando constancia de que toda formación debe girar en torno al “aprender a conocer”, “aprender a hacer”, “aprender a ser” y “aprender a vivir juntos”. Quizás estos han de ser los cuatro pilares de la formación y si no los perdemos de vista podemos lograr grandes cosas.
A manera de conclusión no debemos de hacer frente a una formación del profesorado sino a un cambio de actitud en los nuevos educadores y formadores, para que estos sean capaces de, con su práctica y su convencimiento, abrir nuevos medios de los que disponen, para formar alumnos preparados para afrontar los retos de la sociedad en la que viven.
